Como dice el refrán «nunca llueve a gusto de todos» y a medida que las obras del paso de la Alta Velocidad y todo lo que ello implica va avanzando por nuestro entorno, el proyecto va quedando más definido y se van concretando aspectos que antes eran demasiado abstractos o lejanos. Cuando estos detalles van quedando al descubierto es cuando podemos encontrarnos que, bajo ese aspecto de proyecto moderno, puntero y que ha se situar a nuestros barrios en una posición preferente en la Barcelona del siglo XXI, hay ciertos «efectos secundarios» o «daños colaterales» que pueden empañar, perjudicar y ensombrecer la vida cotidiana de los vecinos que vivimos en ellos.
Esto es lo que están denunciando las asociaciones vecinales de los barrios afectados por este proyecto y lo que ha salido publicado hoy en El Periodico de Catalunya, donde nos informan de que, a pesar de que Ajuntament y BSAV permiten que el movimiento vecinal pueda dar su opinión, esta en muchos casos, no se tiene en cuenta o simplemente se hace caso omiso.
Otro excelente informe de Ramón Comorera en El Peridico de Catalunya que transcribo a continuación:
Los vecinos cuestionan los planes viarios de La Sagrera-Sant Andreu.
Denuncian que a pesar del proceso participativo se les margina al urbanizar el macrosector del AVE.
En 18 alegaciones piden espacio peatonal y menos coches para 27 calles en torno al gran parque lineal.
La mayor transformación urbanística de Barcelona en décadas, el macrosector de la línea de alta velocidad que va de La Sagrera a Sant Andreu, enfrenta a los vecinos con las instituciones. Se han previsto 48 hectáreas de parques (la Ciutadella tiene 17) y 44 de viales encima y alrededor de la gigantesca cobertura de vías de los 3,8 kilómetros de corredor ferroviario. Los vecinos de los cuatro barrios afectados participan en teoría en el diseño de su futuro hábitat, pero denuncian que en la práctica se les margina. Ahora han presentado 18 prolijas alegaciones a los dos proyectos constructivos de urbanización viaria. Cuestionan la política general de facilitar en exceso la circulación de vehículos y exigen prioridad para viandantes, ciclistas y transporte público en un total de 27 calles.
La crítica a la ordenación puesta a información pública hasta el pasado 31 de diciembre por el ayuntamiento y el consorcio Barcelona Sagrera Alta Velocitat (consistorio, Generalitat, Adif y Renfe) es rotunda. «Los proyectos se han hecho sin atender muchas de las demandas y sugerencias previas de técnicos y entidades vecinales», afirman los presidentes de las cuatro asociaciones: Genís Pascual (Sant Andreu de Palomar) y José Barbero (La Sagrera), junto con Germinal Bonet (Verneda Alta) y Francisca Delgado (Bon Pastor).
Los representantes de una zona con un vasto territorio ferroviario en medio, que ha sufrido un abandono secular y ha dividido los distritos de Sant Andreu y Sant Martí, denuncian «la forma como se realiza el proceso de participación» del gran proyecto. Una vez más, aseguran, se aplicará lo que ya llevan tiempo padeciendo: «La política de hechos consumados». Proclaman que quieren «ser escuchados» y ver sus planteamientos «plasmados sobre el papel y llevados a cabo en la calle». En definitiva, al nuevo equipo municipal de CiU y a los del resto de instituciones les dicen: «Queremos asumir lo que se está haciendo en nuestra casa con nuestro dinero».
UNIÓN DE RAMBLAS / Insisten en que la solución presentada «no es aceptable» porque «se ve claramente por donde pasarán los coches, pero ¿por dónde lo harán viandantes y ciclistas?». Uno de los puntos que más preocupa es la compleja unión de las ramblas de Prim (lado mar del futuro parque lineal) y Onze de Setembre (montaña), cruce al que se añade la Via Trajana. En este mismo luga califican de «gazapo mayúsculo» mantener la rampa de acceso de los autocares a la estación de bus integrada en la macroterminal del AVE. «Es insultante», espetan, no tener en cuenta «tan grave defecto en un espacio peatonal».
Otras zonas, entre muchas más (detalladas en el gráfico), que se exige replantear son la confluencia de los actuales puente del Treball Digne y ronda de Sant Martí, donde se produce «un inaceptable desnivel», y la calle de Garcilaso, vía con reivindicaciones históricas desatendidas, donde se colocan seis carriles, tráfico que va «más allá de lo admisible».
Los vecinos y sus técnicos echan en falta un análisis global de las actuaciones. El conflicto urbano general entre personas y vehículos se separa en varios proyectos (viario de La Sagrera, de Sant Andreu, urbanización del parque) lo que «diluye los problemas y los esconde» a sus ojos hasta la ejecución de la obra. Entonces, se resuelven sobre la marcha aduciendo que la solución «se aprobó tiempo atrás», denuncian.
Fuente: El Periódico de Catalunya